mayo 03, 2012

El síndrome de Jurassic Park


Gestión publica YA!!
La frase favorita de uno de los protagonistas principales del genial film de Spielberg era “no repare en gastos” sin embargo a los protagonistas les sucedían tragedias y eran expuestos a acontecimientos cada vez mas escalofriantes de la mano de los monstruos creados por el autor de la frase.
La película muestra una y otra vez como el destino guía los desatinos  y donde son escuchados los que en forma inconsciente aplauden muchas veces lo que no entienden y finalmente en un acto de cobardía o de incontensión el aplaudidor es devorado por el monstruo al que un rato antes aplaudía.
La corrupción y el delito desenfadados son los que disparan la tragedia en una trama que se muestra que no es posible jugar a ser dios y salir indemne del proceso con la única condición de tener el dinero suficiente.
Hoy en el Sarmiento nos pasa más o menos lo mismo, un interventor que no ha cometido mas que desatinos y la reiteración de una fórmula que no nos sirvió en el pasado y no nos servirá en el futuro.
Hoy el problema de TBA al igual que ayer y antes del accidente y en los últimos diez años, por lo menos, es el mecanismo de la Concesión, es la voracidad del grupo Cirigliano, es la falta de controles por parte del Estado y es la organización o mejor dicho desorganización en la que se maneja dicha empresa.
Es la falta de repuestos para los mantenimientos, es la falta de personal para los mantenimientos de vías y barreras, es en definitiva la falta de mantenimiento sistematico debido a la forma de organización  y a la necesidad de generar ganancia de la empresa concesionaria  lo que provoco la tragedia y lo que provocara las tragedias futuras si no se corrige.
No es con obras millonarias que se conseguirá recuperar el Sarmiento, si no mas bien con trabajo diario e inversiones en los lugares que haga falta hacerlas y no donde generen el mayor rédito a sus gestores.
No se necesitan 900 millones de dólares para reconstruir el Sarmiento si no el coraje político para echar a los Sirigliano y la inteligencia necesaria para transformar un botín de guerra que se ha transformado en un presente griego en una empresa moderna y eficiente y para ello es necesario ponerla en manos de sus usuarios y trabajadores asesorados por un grupo profesional estable y en lo posible no partidario. 
Pero al igual que en la película, lo más probable es que nos coma el monstruo que nosotros mismos hemos creado.
CNST